Los oros de mi baraja no tienen medida. Yo creo que, en cierta manera, pecan de soberbia. Todos, y el caballo de oros sobremanera, no paran de mostrarnos su opulencia. Éste parece decirnos “mi oro es más gordo que el tuyo”.
Yo no quiero criticarlos mucho no sea que vayáis a pensar que soy un envidioso. Debo deciros que yo tengo un oro bien gordo que no tiene nada que envidiar al del caballo de oros.
No me gusta llevarlo encima porque es un poco incómodo, sobre todo si estás fuera de casa y tienes que ir al baño. ¿Dónde lo dejas? Ni se lo voy a dejar a nadie que me lo guarde ni lo voy a apoyar en el suelo de un retrete público. Y hacer mis cosas con el oro encima es complicado por los tamaños que tengo que manejar…
Bien, bueno, volvamos al caballo de oros. Uno de los chismes que cuentan de él es que va sin camiseta. No es muy digno. Una vez le preguntaron si eso era verdad y contestó que para qué ponerse la camiseta si no se ve. “¡Bueno, hombre, póntela aunque solo sea por si se te cae el oro, para que no des el cante!”, le dijo uno que andaba por allí, a lo que contesto airadamente: “¡ A ver, el cante lo da el rey y la sota de oros no yo, ignorante!”
No le falta razón y es que no hay mucha gente que tenga soltura en jugar al Guiñote. Venga que yo os enseño. Falta poco para que mi manual vea la luz.
Escribe en un comentario si sabías que la hembra del caballo no es la caballa sino la yegua. Escribe también si sabías que la caballa es un pescado. Dale al “megustas” y guarda este post en tus colecciones de cosas “vengaunapartidaalguiñote”.
¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet que un acaballadero es un sitio donde los caballos montan a las yeguas (¡seguro que lo has hecho!)
C./