Gregorio ya está en el cielo y ha entrado por la puerta grande. No es que fuera en este mundo una persona excepcionalmente buena pero tiene buenas relaciones con algunos «peces gordos» del cielo.
Se murió debido a un resbalón el la ducha. Se dio un golpe mortal en la nuca contra el borde de la bañera. Todavía no se había enfriado su cuerpo mortal cuando su alma ya llegaba al cielo. Salió a recibirlo el mismísimo San Pedro. Le preguntó enseguida, después de abrazarlo con efusividad, si había tenido buen viaje.
Unos angelotes muy serviciales le dieron una túnica de seda, en lugar de la típica túnica angelical de lino. La lira, en vez de una de pino, pudo elegir una lira hecha con palo santo, casi santísimo, con cuerdas de tripa de cerdo también santo. Luego escogió la mejor entre varias nubes con acolchamiento memory foam, calefactada y con tres velocidades de masaje cular-renal.
Por último le dieron una aureola de oro de primera ley y unas preciosas alas hechas con plumas de gaviota, pero no de cualquier gaviota, ¡con plumas del mismísimo Juan Salvador Gaviota!
Lógicamente esto no ha sentado demasiado bien entre los otros ángeles, algunos con una vida ejemplar llena de entrega, sacrificio y amor al prójimo. Es imposible no hacer odiosas comparaciones, cuando ven a Gregorio en su nube memory foam con su angelical culo calefactado y masajeado a tres velocidades y ellos teniendo que acolcharse su nube a puntapiés.
Escribe en un comentario si crees que Gregorio no debería estar en el cielo. Recomienda este post a alguien que sea entusiasta de los acolchamientos memory foam. Dale al “megustas” y guarda este post en tus colecciones de cosas “gregorionofuetanbueno”.
¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet si para ir al cielo es necesario tener un visado papal (¡seguro que lo has hecho!)
C./