El de la foto es mi vecino, el Sr. Pérez. Es un ratón muy amable. Vive con su esposa y con su hijo en el desagüe de la vecina de arriba y ahí ha plantado ese jardín tan bonito que veis.
Mi vecino, el Sr. Pérez vivía en el pueblo con su familia pero se vino a la capital con su familia a causa del trabajo de su hijo. El muchacho, un ratoncito muy alegre, es amable y servicial como su padre, lo único raro que tiene el chico es su trabajo. No me termina de convencer.
Su padre me explica que su hijo por las noches va en busca de dientes caídos y los cambia por dinero, regalos, “chuches” y qué sé yo qué otras cosas más. No me cuadra. ¿Qué clase de servicio odontológico es ése? ¿Es que va donde hay peleas y los dientes vuelan por los aires a golpe de puño y puntapié?, y, en ese caso, ¿por qué dar dinero, regalos o chucherías? ¡Llama a la policía!
En fin, el caso es que en estos años que llevan viviendo en nuestra comunidad no han dado la lata para nada y yo creo que de verdad son buena gente, pero el trabajo de ese chico… ¡y es que encima su padre está muy muy orgulloso de él!
Escribe en un comentario si crees que cambiar dientes por dinero y regalos es un buen negocio. Recomiéndale a algún dentista amigo este post… ¡ése te tira los dientes y se queda con tu dinero!
¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet cuántos dientes se pueden caer de un puntapié (¡seguro que lo has hecho!)
C./