Hace unos días os ofrecí unas tarjetas de felicitación de la Navidad. Hoy os traigo otra tarjeta navideña. Estoy un poco disgustado con esta tarjeta y no por la tarjeta en sí, sino porque la he presentado a un concurso de tarjetas navideñas y, no os lo podéis imaginar, los jueces “sensibles” la han rechazado directamente argumentado que es una escena ultra violenta fuera del contexto del mensaje de paz y amor que se pretende transmitir.
¡Tonterías! Lo que pasa es que el concurso está amañado, como todo en esta vida. Fijaos bien cómo desmonto ese argumento:
- La composición navideña de velas y bolas es clásica. En cuanto a las bolas tal vez se podría malinterpretar en estos momentos socio-políticos que la bola gorda sea la roja, pero hay que ser muy retorcido. Por otro lado, la luz proviene de una vela: ecosostenibilidad a tope.
- La presencia de animales no sólo da un toque ecológico total, además son un gatito y un ratoncillo famosos protagonistas de numerosas series de dibujos animados infantiles muy queridas por todos.
- Los gatitos son trending topic en todas las redes sociales, por lo tiernos y amorosos que son. ¿Qué le pasa al mío? ¿No es tierno y amoroso? Mi gatito va imponer paz, ¿no es amoroso? ¡Paz y Amor, demonios!
- Lo de la violencia… puede que sí, que haya algo, pero va a terminar enseguida. Imagínate, por detrás y sin previo aviso, ya me dirás tú lo que va a durar la violencia. Además, el rojo de la sangre del ratón hace juego con la bola roja, la gorda, la que gobierna la escena.
Para mí está claro, ese concurso está amañado. Tongo.
Escribe en un comentario tu indignación sobre los concursos de los que te han echado. Envía este post u otra tarjeta navideña como ésta a algún jurado de concurso al que le tengas manía.
C./