Normalmente los seres humanos tratamos de alcanzar el dulce sueño contando corderitos triscando por un prado, saltando vallas o jugando al «saltacabrilla» entre ellos.
Me parece justo que cuando un corderito quiera encontrar su descanso conciliando el reparador sueño, nos ponga a saltar a algunos de nosotros hasta quedar profundamente dormido.
C./