Hector Spector pasó más de media noche hurgando en el cuarto sucio y maloliente que los «chicos» de la Comisaría Central de Darktown llamaban «archivo». Revisó todos los expedientes en donde una caca de perro fresca hubiera sido una pista relevante, pero faltaba uno. ¿Lo habrían «extraviado» o simplemente era un expediente oculto?
La experiencia le había demostrado muchas veces que podía encontrar más información en lo que no le decían o en lo que trataban de ocultarle que en lo que podía verificar él mismo o le ponían a la vista.
No obstante, la experiencia también le había enseñado que no había nada mejor para ocultar algo que dejarlo a simple vista. «¡Jodida experiencia, a ver si se aclara!», pensó Hector Spector.
De momento lo que había averiguado era lo siguiente:
- La señora Badvives le había contratado para seguir a su marido, pero estaba claro que ella tenía otras intenciones.
- Cuando encontró a su marido, Clark Badvibes, fue tras sus pasos pero terminó pronto… estaba muerto.
- Fue a las oficinas del almacén donde trabajaba Clark para buscar pistas pero llegó la policía y tuvo que esconderse. Además, solo encontró papeles de entregas de mercaderías de contrabando… nada fuera de lo normal.
- Cuando se fue la policía, salió de las oficinas y encontró a la puerta una caca de perro fresca y su olor era como el de las albóndigas entomatadas que vendía Yang en el barrio chino. Entonces tuvo claro que alguien le seguía.
- No le quedó más remedio que acudir a la policía y pedir un favor: «dejadme ver los expedientes donde una caca de perro fresca fuera una pista fundamental»… y después de comprobarlos todos descubrió que faltaba información: un expediente oculto.
Lo odiaba pero no quedaba más remedio, tendría que ir al barrio chino para interrogar a Yang.
Cuando se iba de la Comisaría Central de Darktown, se cruzó con su viejo compañero, el inspector jefe Larrigan:
—¡Hey, Spector!, espero que no me estés ocultando nada. Si lo descubro pasarás una larga temporada a la sombra. —Le gritó Larrigan.
—¡Vete a la mierda, Larrigan! —Le contestó amablemente Spector.
Continuará…
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C./