He faltado a mi palabra. Me prometí solemnemente no dibujar nada ni escribir nada sobre el mundo de los políticos pero es que estos días me superan. No puedo con ellos y por eso les dedico esta entrada.
La verdad es que de política no entiendo. De joven, muy joven, me gustaba el partido comunista porque regalaban, si te afiliabas, unas pegatinas rojas con hoces y martillos en amarillo chillón que molaban mucho. Además, te daban un carné de compañero.
Cuando crecí un poco, ya vivía al margen de la casta política, pero creía que era de sentido común apoyar el socialismo. Cuando descubrí que el socialismo de verdad y el político no tenían nada que ver quedé absolutamente desencantado y abandoné la simpatía por las tendencias de «progresismo».
Más adelante, con el paso de los años, alcanzando ya mi madurez, me sentí muy afín al conservadurismo. A mí las conservas siempre me han gustado mucho: las de pescado, las de verduras y frutas, no sé, todas me gustan.
No pasó mucho tiempo hasta que uno de mis hermanos me explicó que una cosa era ser conservador, hablando de modo ideológico, y otra muy distinta ser conservero, que es lo que a mí me gustaba. En ese momento perdí mi fe en la política. Me sentí engañado, utilizado. «¡Basta de mentiras!», me dije. Para mí terminó la política con todos sus políticos y sus tejemanejes.
Y desde entonces hasta hoy, nada de política ni de políticos.
Escribe en un comentario si sabes de qué partido es cada político de la imagen, pero no vale adivinarlo por el olor, eso es trampa. Recomienda esta entrada a alguien que sea fan de la política. Dale al «megustas» y guarda esta entrada en tus colecciones de cosas «lospoliticoshuelentodosalomismo».
¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet que el tercer político empezando por arriba a la derecha fue ministro de Hacienda hace años (¡seguro que lo has hecho!)
C./