El amor de antes y de ahora

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El amor de antes y de ahora

Cuando uno se junta en el ascensor con un vecino, después de un cordial saludo, se habla de lo de siempre: “¡Qué tal!, ¿cómo estás?” Y antes de que nos conteste, “¡pues menudo calor hace hoy!, ¿eh?”. Con un poco de suerte ya hemos llegado a nuestra planta. Menos con mi vecina del tercero, que siempre aprovecha para contarme cómo eran las cosas en sus tiempos y cómo son ahora. Hoy, el amor de antes y el de ahora.

¿Qué le pasa al tiempo, vecina? ¿Por qué no podemos hablar del tiempo como todo buen vecino? ¿No le parece que hace mucho calor para esta época del año? ¡Hablemos del calor!

Imposible. Se habla de lo que ella diga y además es que el cochino ascensor la ayuda. A veces porque no baja, otras porque no se cierran bien las puertas por culpa de las bolsas de la compra… Por lo que sea, hace el viaje interminable. ¡Madre mía! Si pulso el botón, ¡baja! Y cuando entro, cierra las puertas y sube hasta mi casa, ¡ya! ¡No es tan difícil, ascensor!

Siempre le da tiempo a mi vecina la del tercero a contarme sus impresiones de antes y de ahora. No sé qué le habrá pasado hoy pero resulta que el amor antes, supongo que en sus tiempos, era como un algo único. Era blindado, indestructible, un todoterreno en el cual te refugiabas y podías sobrellevar las cosas malas de la vida y disfrutar mucho más de las cosas buenas.

Y, según ella, ahora el amor es como un pañuelo de papel, al primer estornudo te limpias y lo tiras y si necesitas más pues utilizas otro. Entiende el amor de ahora como las pompas de jabón con las que juegan niñas y niños en los parques. Es efímero, volátil, frágil, quieres empezar a disfrutar del amor y ya se ha roto y… ¡Por fin!, esa máquina infernal que es el ascensor llega al segundo, mi casa: “bueeeeno, vecina, cómo son las cosas, hay que ver, hale, hale, adiós, adiós, adiós, vecina…”

Escribe en un comentario si has visto alguna vez una vecina como la mía. Recomienda este post a alguien que esté enamorado y disfrute de su amor hoy. Dale al “megustas” y guarda este post en tus colecciones de cosas “alavecinadelterceronolefaltarazon”.

¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet si hay ascensores que emitan ondas cerebrales que silencien a los ocupantes (¡seguro que lo has hecho!)

C./

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