El pinganillo

Publicada el
El pinganillo

El pinganillo no llegó hasta que evolucionó la electrónica y los japoneses se propusieron hacerlo todo muy muy pequeño. Hasta ese momento, el agente Schwatzchison del servicio secreto tuvo que sufrir las incomodidades de la comunicación en la acción.

“Atención, el pasajero sale…”, “Schwartzchison, cubre el flanco derecho…” “Cuidado, movimiento sospechoso a las doce y siete…” Y, así, con un par de cuerdas de pita atravesándole la cara, sujetaba su pinganillo y podía estar comunicado con su equipo. Era efectivo pero un poco escandaloso, a los del servicio secreto se les reconocía rápidamente.

La ventaja que tenía es que cuando “el pasajero” no daba la lata con sus movimientos en público, el agente Schwartzchinson podía utilizar su pinganillo para llamar a su mamá o para quedar con su novia despúes del curro.

Otra de las ventajas del pinganillo antiguo, el de la imagen, es que hacía también de gorra y si tenías que estar al sol iba muy bien. Para la lluvia no iba tan bien. Se solía estropear.

Los pinganillos de ahora se meten por el agujero de la oreja y ya. Se oyen muy bien, son más cómodos y no cantan tanto como los anteriores, pero se pierden todas aquellas estupendas prestaciones.

En fin, si no es una lata es otra. ¿Encontrará el progreso humano alguna vez la perfección en todo aquello que haga? Me pregunto.

Escribe en un comentario si crees que el agente Swartzchinson perdió o ganó con los nuevos y disimulados pinganillos. Recomienda este post a alguien que sea entusiasta de las historias de agentes secretos cutres. Dale al “megustas” y guarda este post en tus colecciones de cosas “elpinganillodeantesmolaba”.

¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet que pinganillo en inglés se dice earpiece, pronunciado irpis (¡seguro que lo has hecho!)

C./

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *