El sábado es un día estupendo y tiene una noche de lo más loca y divertida. Tanto es así que el mismísimo conde Drácula aprovecha y sale de juerga hasta al amanecer probando sangre de todos los sabores.
La última vez que lo vi llevaba una trompa de ron negro horrorosa. Al parecer se coló en una fiesta donde la especialidad que todo el mundo bebía era el mojito cubano. La gente totalmente descontrolada no hacía más que beber mojito tras mojito. Drácula que es así también un poco piji-tontín, no paraba de morder cuellos de la peña que disfrutaba de la fiesta. En los últimos cuellos que mordía ya ni disimulaba.
Luego iba diciendo por ahí que se había puesto así , no porque estuviera piripi, sino por culpa de una rubia que seguramente estaba enferma y recibía quimioterapia. Sí, sí, macho, lo que tu digas… quimioterapia, claro.
El conde es un poco chulito y le fastidia que los que le conocemos veamos que ha perdido el control. Cuando nos cuenta eso de que él es el señor de la noche y que controla nuestras mentes, nuestras vidas… y todo ese rollo, pues sí que da un poco de miedo, pero cuando ves que antes de la media noche no es capaz de dar dos pasos sin tropezar porque lleva una trompa legendaria pues nos da la risa a todos.
Debería ser un poco más recatado. No sé, guardar un poco las formas, digo yo. Comportarse como el Señor de la Noche se comportaría, ¿no?
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¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet que el nombre de pila del conde Drácula era Vlad (¡seguro que lo has hecho!)
C./