
Lectura y naturaleza juntas solo funcionan en las fotos. El otro día vi una foto de una chica muy guapa tumbada en un prado leyendo muy interesada un libro. Tenía tal cara de felicidad que me dio mucha envidia y decidí probarlo… ¡qué idea más estúpida!
Metí en mi mochila un libro chulo que tenía ganas de leer, mi botella de agua, un sándwich, mi gorra, un jersey por si acaso, el chubasquero y mis gafas: las de ver de lejos (pa’ ver), las de cerca (pa’ leer), las de sol (pa’l sol) y ya. Con esto me fui a un prado cercano de mi casa feliz y contento.
Encontré un trozo de hierba que parecía muy cómodo entre sol y sombra. Donde no había una piedra puntiaguda estaba la tierra tan húmeda que se te quedaba el culo «to’ mojao». Puse el chubasquero en un lugar sin piedras con hierba mullida y allí me senté a leer… ¡Ni una línea pude leer! Enseguida llegaron un par de moscas de un prado cercano lleno de vacas y la tomaron conmigo. Se posaban en las orejas, en las pestañas, en los labios…
Según intentaba espantar las moscas sentí como un bicho se colaba por el cuello de la camisa y empezaba a recorrer mi espalda. Supongo que buscaba un lugar donde picarme, chuparme la sangre y poner unos cientos de huevos bajo mi piel…
Sin dudarlo empecé a rodar todo lo largo que soy por el prado, p’arriba y p’abajo, sin dejar de manotear y patalear como un poseso. Terminé todo arañado por las piedras puntiagudas y empapado por lo que fuera que mojaba el césped (¡aaag!, espero que fuera agua).
Al final me quité la ropa y me fustigué la espalda con la camisa con ánimo de machacar al puto bicho. Casi sin resuello, me volví a vestir, recogí mis cosas y me largué a mi casa a ducharme y a ver la tele.
Lectura y naturaleza juntas… ¡y una mierda!
Escribe en un comentario si alguna vez has tenido que bajarte los pantalones en el campo para quitarte un bicho que te recorría la entrepierna y cuéntanos que sentiste. Recomienda esta entrada a alguien que le guste la lectura en casa. Dale al «megustas» y, por supuesto, guarda esta entrada en tus colecciones de cosas «peroquemierdohistoriasnoscuentastio».
¡Un momento! Escribe en un comentario si has buscado en Internet cuál es el bicho campestre que más se mete por dentro del cuello de la ropa que llevamos puesta, ¡seguro que lo has hecho! Nosotros lo hemos buscado y es la araña reclusa parda de patas peludas, cuya picadura es muy urticante. Además, nunca va por el pecho, se cuela siempre por la espalda y baja hasta el centro, ahí donde casi nadie llega a rascarse. Se dedica a dar vueltas por ahí para volvernos locos un rato mientras nosotros gritamos y pataleamos como pollos retrasados y, por último, nos pica la muy «hijueputa».
C./